El pasado fin de semana me toco ver una final de niños menores de 12 años, y como sucede casi siempre, los vencedores contentos recibiendo felicitaciones de padres y público en general, los derrotados llorando, frustrados, algunos molestos y otros deprimidos. Los entrenadores tratando de consolarlos y hacerles llevadera la derrota, algunos padres buscando justificaciones e incluso inventando culpables y a quien culpan, pues al arbitro.
¿Por qué se repite tan a menudo este cuadro? Porque en la mayoría de las ocasiones, como padres o entrenadores y en general como ADULTOS, tenemos un concepto equivocado de lo que significa COMPETIR. Con frecuencia se recurre a frases elaboradas como “La victoria no es lo mas importante, es lo único”, “Hoy es el día, no hay mañana”, o “Nadie se acuerda del segundo lugar”, para infundir una mentalidad equivocada en los niños y en las personas que enfrentan una competencia.
Tanto en el deporte, como en todos los campos de la vida en los que hay competencia, debemos motivar a nuestros hijos a poner el mejor esfuerzo de su parte. También debemos hacerles entender que lo mas importante es superarse a si mismos y que en el marco de ese proceso algunas veces se alcanzarán algunos triunfos.
Los entrenadores deben de motivar a los niños a prepararse con esmero y dedicación, pero debe hacérseles conciencia de que los demás participantes también quieren ganar, y que la victoria muchas veces depende factores que están fuera de control.
COMPETIR significa poner lo mejor de uno mismo, buscar la superación personal, buscar la excelencia en lo que hacemos. La victoria coronará a veces ese proceso, pero la riqueza radica en todo lo que se gano en el intento.
Si al competir estamos seguros de que hicimos nuestro mejor esfuerzo, habrá dolor porque a nadie nos gusta perder, pero no habrá frustración, ni buscaremos justificaciones o culpables, como pasa muchas veces.
Por ultimo quiero dar unas sugerencias a los padres de familia:
- En el terreno de juego, es el entrenador el que da las indicaciones, imagínese, pone en aprietos al niño porque va a decir, a quien le hago caso, a mi papá o al entrenador.
- Si están al tanto de que los niños estudien a diario, van a ayudar a que no falten a los entrenamientos.
- Respetar las decisiones de los árbitros, sobre todo enfrente de los niños, porque de lo contrario ellos no van a tomar en cuenta a la autoridad. El árbitro va a estar correcto algunas veces y otras se va a equivocar, pero bien o mal, es el que manda.
- Cuando se gana todo esta bien hecho, se pierde y salen los errores.